LAS ESTAFAS DE LA MODERNIDAD

Nicolás Salcito

Propietario y director de Haciendo Camino Ediciones Águila Mora Declarada de Interés Cultural (Res. Nº 2379/14)

octubre 25, 2025

Aldo Martin – https://aldomartin.ar/

Cuando comenzó la industrialización en Inglaterra, las empresas ofrecieron acciones a los particulares ajenos a las mismas para tener participaciones en las ganancias acorde al dinero que invirtieras.

La empresa quebraba o se sospechaba que no funcionaba bien, esos papeles perdían valor y se perdía el dinero.

Luego aparecieron los especuladores que comerciaron acciones. Eso duró hasta el día de hoy, dando como resultado que en el mundo y los mercados hay acciones por 100 billones de dólares.

Si las personas que las poseen decidieran venderlas, no alcanzaría el circulante en dólares totales del planeta, que no llega a los 20 billones de dólares.

La estafa y el engaño

Es evidente la estafa y el engaño, a pesar de que el fundamento de las mismas, es decir su base, es el Valor Subyacente Productivo, que deriva de los bienes, flujos futuros (ganancias), patentes y activos de una empresa.

Veamos ahora el Bitcoin.
Su base de valor es tal que no genera flujos de caja ni dividendos.

Su valor solo se materializa cuando alguien está dispuesto a pagar un precio mayor por él, pues deriva casi exclusivamente de la oferta y la demanda en el mercado.

No está respaldado por ningún gobierno, activo físico o entidad productiva.
No se puede emitir más: es finita y escasa por diseño.

Bitcoin y su naturaleza especulativa

Solo existirán 21 millones de bitcoins.
Dicho en palabras comunes:

“Dame tu dinero, que quizás la representación que te doy puedas venderla por más valor, o no.”

Por eso, se dice que Bitcoin es un activo especulativo (su valor depende de las expectativas futuras) y un bien de riesgo, ya que su precio es extremadamente volátil y no está respaldado por flujos de producción reales como una empresa.

El rol de bancos y gobiernos

Los bancos solo lo usan como valor que facilita operaciones de sus clientes, pero su ganancia radica en las comisiones y no en su posible valoración.

Los gobiernos, como EE. UU., lo tienen como resultado de incautaciones por estafas, al igual que China, que tiene prohibido su uso.

El caso de El Salvador

El Salvador se destaca como el pionero indiscutible, siendo el único Estado que ha adoptado el Bitcoin como moneda de curso legal.

Lo adquiere de manera directa y abierta como parte de su estrategia financiera nacional, pero visto desde afuera podríamos decir que se asemeja a cuando una de nuestras provincias no tiene dinero para pagar sueldos, entonces emite un papel para sus pagos que aceptan ciertos comercios, pues les sirve a los mismos para descontar impuestos.

Seguimos encontrando una estafa institucional, tal cual la que resulta de imprimir dinero sin respaldo.

Los bonos estatales y la inflación

En el caso de los bonos emitidos por los Estados, a pesar de las especulaciones hasta su vencimiento, en el mismo se podría llegar a recuperar su valor monetario.

Según su esquema, puede el inversionista salvaguardarse de la inflación, una de las estafas al valor agregado del trabajo más gigantescas que los Estados cometen al trabajador.

El verdadero capital

A nuestras sociedades modernas les es difícil comprender que el único capital real es el capital social, que genera bienestar y desarrollo del humano en sociedad y en su conjunto.

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